C’s se equivoca. O quizás no.
Hace una década se vio claro que el PSC había sucumbido al embeleco nacionalista diseñado por Jordi Pujol; sus dirigentes repetían alegremente los conceptos del Generalitatísimo, pensando que su electorado les seguiría sin muchas dudas. El PP catalán estaba gobernado por Piqué, el nombre que Pujol susurró al oído deAznar cuando le dijo aquello de «yo te apoyaré en Madrid, pero tú déjame hacer en Barcelona». Piqué, un tecnócrata incapaz de imaginar un campo de juego diferente al nacionalista, no estaba para dar la batalla a la ideología que llevaba 25 años deshilachando a Cataluña.
Y de la nada apareció Ciudadanos. Se lo inventaron un puñado de luchadores que veían más allá de la Cataluña de cartón piedra de TV3. Francesc de Carreras dio el nombre de Rivera; los inextinguibles Pepe Domingo y Antonio Robles trajeron historia, cabeza…
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