Final y nuevo comienzo.

Estamos viviendo tiempo de la caída final de instituciones.
Instituciones que en su momento se formaron – algunas de ellas – con buenos fines y así sirvieron en sus primeras etapas. Ciclos cumplidos.
Hoy ya son cáscaras vacías, fósiles. Y la mayoría de ellas, totalmente podridas, corruptas por procesos de infiltración y de la naturaleza humana – o no humana – de aquellos que solo persiguen el poder y someter a los demás y fueron ocupándolas.
Y está demostrado que en su estertor final, se han unido bajo el más espurio y demencial fin, que es el de lograr un totalitarismo global. Una institución central – se podría definir – donde todos los pervertidos morales, psicópatas, criminales, soberbios, pretenden llevar a la humanidad completa a un final programado por ellos.
Si bien esto no comenzó hace poco, hoy ya lo expresan a cara descubierta y a los cuatro vientos.
Sólo los idiotas y los idiotizados por ellos, sus propagandas y programación, no quieren o no pueden verlo. Y así fueron y forman el ejército de los idiotas útiles de siempre.
Pero el presente es del individuo que por su propio impulso se ha liberado de ellas, y traza su propio camino de libertad.
Con la información a su alcance como jamás en la historia se había producido, esta claro que aquellos que aún están atados a esas instituciones, las directivas de sus corruptos y perversos ocupantes, no podrán ser parte de esta era de liberación.
Lo corrupto y lo fosilizado, jamás puede renacer.
Y el tiempo de evolución del Individuo Libre, capaz de conectar con su propia conciencia, construirse espiritual y mentalmente desde allí y considerar al prójimo como iguales, en comunidad, con autoridades naturales reconocidas y nunca impuestas, es imposible que sea detenido.
Junto con el final-final de lo viejo. (Individuo Libre)