Verdades y mentiras sobre la transexualidad. Qué dice exactamente la ciencia / Truths and lies about transsexuality. What exactly does science say (SPANISH-ENGLISH)

Imagen de la película La chica danesa
POR Juan Robles
No existe el tercer sexo. Sino dos únicos sexos: varón y mujer. Y el transexual, término que introduce en la Medicina el endocrinólogo norteamericano Harry Benjamin, se refiere a pacientes con patologías congénitas, pero no a la existencia de un tercer sexo. De hecho, Benjamin consideraba que la persona de sexo ambiguo debía ser tratada y corregida de acuerdo con la identidad de género predominante: o varón o mujer.
Pero con el tiempo, el término médico ha ido distorsionándose en manos de los colectivos LGTB hasta adquirir un significado social, cultural y política que poco o nada tiene que ver con aquellos casos patológicos –por otro lado, sumamente excepcionales, como acredita la literatura médica-.
Resumimos en diez puntos lo que la ciencia dice al respecto.
1. Las personas nacen varones y mujeres, no hay término medio.- Lo primero que constatan la Medicina (a través de la genética, urología, ginecología, pediatría) es que las personas nacen o varones o mujeres, no existe término medio. ¿Por qué?
Porque “la sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo binario (…) La norma del diseño humano es ser concebido como hombre o como mujer”, así lo afirma el Colegio Americano de Pediatras.
Y es binaria por definición porque su finalidad más elemental no es otra que la reproducción y crecimiento de la especie. Un principio evidente por sí mismo.
2. No nacen niños con vulva y niñas con pene. Los primeros nacen con los atributos sexuales masculinos y las segundas con los femeninos. Así lo certifican urología, la ginecología y la pediatría.
Otra cosa es que posteriormente se operen los genitales, pero es científicamente inexacto decir que nacen niños con vulva y niñas con pene.
3. Operarse no equivale a cambiarse de sexo.- Es preciso distinguir entre sexo (que es un concepto amplísimo que abarca lo psicológico y no sólo lo hormonal) y la genitalidad. Una persona puede cambiarse los genitales pero no el sexo. Porque la identidad sexual es un hecho objetivo enraizado en la naturaleza específica de la persona, que afecta a numerosos aspectos y no sólo a los niveles hormonales o genitales.
Eso significa que hay varones que se operan pero siguen siendo varones, pero sin el aparato reproductor masculino y mujeres que se operan pero sigue siendo mujeres, pero con atributos sexuales masculinos.
4. Algunos padecen trastornos de ambigüedad genital, pero siguen siendo varones (ellos) y mujeres (ellas).- Existen trastornos de ambigüedad genital o anomalías de los cromosomas sexuales.
Se trata, por ejemplo, de la feminización testicular, llamada también Síndrome de Morris o síndrome de insensibilidad de los andrógenos.
Y se da la hiperplasia suprarrenal congénita, trastorno que afecta las glándulas suprarrenales, las cuales producen hormonas, como el cortisol, la aldosterona o las hormonas sexuales.
Las niñas que tienen ese trastorno podrían nacer con genitales ambiguos. Es decir, que sus genitales pueden parecer más de hombre que de mujer. Pero no son de varón.
Eso no significa que en esos casos, los varones carezcan de testículos y pene y las hembras de sus órganos reproductores. Cada uno tiene los órganos reproductores propios de su sexo, pero pueden ser más pequeños de la normal, estar atrofiados o estar ocultos.
5. Y además son estadísticamente poco relevantes.- Se trata de desviaciones de la norma sexual binaria, raros e infrecuentes: Pueden llegar a un caso de cada 99.000
Este tipo de trastornos son muy raros y aislados, como se puede comprobar en el catálogo de trastornos genéticos de Omin (Online Mendelian Inheritance in Man). Se trata de desviaciones (término médico sin connotaciones despectivas) de la norma sexual binaria, como quien nace con malformaciones congénitas. Pero numéricamente son muy excepcionales. Tanto que son estadísticamente poco relevantes (desde 1 caso por cada 1000 hasta 1 de cada 99.000).
Así, entre las anomalías de los cromosomas sexuales, como por ejemplo el síndrome de kinefelter 48, XXXY (infertilidad y testículos atróficos) la incidencia es de 1 por cada 25.000 varones; o el hermafrodistimo verdadero (es decir que son cromosómicamente mujeres pero fenotípìcamente varones) la incidencia es de 1 por cada 20.000.
En el caso de las mujeres, tenemos el síndrome de Swyer, una disgénesis gonadal por la que no llegan a desarrollar características femeninas secundarias, y la incidencia es de una cada 20.000.
Y respecto a la mencionada feminización testicular, anomalía en los genes que intervienen en el desarrollo sexual, la incidencia llega, según algunos autores, a 1 por cada 99.000 varones.
Otras anomalías son tan excepcionales que los rarísimos casos que se han dado no son suficientes para elaborar estadísticas: como el pseudohermafroditismo masculino (técnicamente hipospadia seudovaginal perineoscrotal) o la hipoplasia de las células de Leydig.

Cuadro de Adán y Eva
6. Las intervenciones quirúrgicas en los casos de ambigüedad sexual no son para cambiar de sexo, sino confirmar el sexo dominante.- No es lo mismo operarse porque alguien dice que se siente varón en cuerpo de mujer o viceversa (es decir no por problema físico sino psicológico) que operarse para reconducir una sexualidad ambigua. Es el caso de quienes nacen con hiperplasia adrenal congénita (una variante de la cual es el síndrome de insensibilidad andrógena), los que sufren mosaicismo, quimerismo u otra causa congénita de identidad sexual mixta.
En estos casos la cirugía sirve para confirmar a una persona en el sexo “dominante” y, por lo tanto, para corregir una condición patológica. En puridad, eso no sería cambiar de sexo sino más bien confirmar lo que era originariamente ambiguo.
7. La disforia de género es otra cosa: es un problema psicológico, no físico.- Es cierto que determinadas personas dicen identificarse con el otro sexo, pero ese no es un problema genético o físico, sino psicológico.
De hecho, siguen siendo varones y mujeres, porque nadie nace con un género, sino con un sexo biológico. El género (la conciencia y sentimiento de uno mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico, no un concepto biológico objetivo.
En esos casos se puede hablar de disforia de género. Un trastorno psicológico recogido en el Manual de Diagnósticos y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría. Pero ellos tienen pene y ellas vagina. Y su problema no se soluciona sometiéndose a tratamiento hormonal o pasando por el quirófano.

Paul R. McHugh
En unas declaraciones a Actuall, el catedrático de Genética, Nicolás Jouvé señalaba que tal cosa “supone un abuso total” pues lo que hacen “las campañas de la Ideología de Género es tomar casos patológicos y además sumamente raros, para justificar la idea de que se puede elegir el sexo a voluntad, y para manipular a los menores y a los padres”
8. Es un grave error hormonar a adolescentes que dicen ser transgénero.- Ese tipo de trastornos de disforia o de confusión de la sexualidad son transitorios y pueden remitir en la edad adulta, por lo que resulta contraproducente hormonar a púberes o adolescentes insatisfechos con su género.
La inmensa mayoría de niños y niñas que durante la infancia confunden su género, terminan aceptando su sexo biológico una vez pasada la pubertad. Hablamos del 98% de los varones y del 86% de las mujeres. Así lo subraya el Colegio Americano de Pediatras.
Resulta, por lo tanto, contraproducente someter a adolescentes a operación de cambio de sexo o la administración de hormonas sexuales como la testosterona y los estrógenos del sexo opuesto, porque la confusión de género de la infancia se suele corregir después de la adolescencia.
Como subrayaba el profesor Richard B. Corradi, (profesor de Psiquiatría de Cleveland) en un trabajo publicado en The Federalist, es contraproducente hormonar a esos adolescentes o someterles a cambio de sexo, del mismo modo que no se les impone una dieta de reducción de peso a quienes tienen una percepción irreal de sí mismos, como las que se creen obesas. Y de hecho, se diagnostica la anorexia como un trastorno psiquiátrico y se la trata apropiadamente con psicoterapia.
Y aún es más grave someter a estos tratamientos a niños preadolescentes cuyo pensamiento prelógico difumina los límites entre la fantasía y la realidad.
9. El apoyo de los poderes públicos a la transexualidad equivale al “abuso infantil”. Así de tajante se expresa la doctora Michelle Cretella, presidenta del Colegio Americano de Pediatras. Estas son sus palabras: “cuando las instituciones académicas, médicas y otras de carácter público promocionan la toma de hormonas tóxicas y la extirpación quirúrgica de partes del cuerpo sanas como parte de la asistencia sanitaria para los niños acaban involucrados en el abuso infantil institucionalizado”.
El Colegio Americano de Pediatras publicó en marzo de 2016 una declaración que desacredita la ideología de género y recoge los datos científicos y médicos que muestran que transgenerar a los menores “daña a los niños”.
10. Alentar el cambio de sexo puede abocar a los menores a un destino con graves riesgos de salud.– Es importante que los padres sepan que las tasas de suicidio son veinte veces mayores en los adultos que usan hormonas del sexo opuesto y/o se someten a una cirugía de cambio de sexo.
De forma que alentar el cambio de sexo en menores equivale a abocarles a un futuro con graves riesgos para su salud. Así lo advierte el Colegio Americano de Pediatras: muchos niños elegirán una vida “llena de hormonas cancerígenas y de productos químicos tóxicos nada recomendables para la salud”; y muchos de ellos “elegirán la mutilación quirúrgica, innecesaria, de partes de su cuerpo perfectamente sanas en su juventud”
ENGLISH
There is no third sex. But only two sexes: male and female. And the transsexual, term that introduces in Medicine the American endocrinologist Harry Benjamin, refers to patients with congenital pathologies, but not to the existence of a third sex. In fact, Benjamin considered that the person of ambiguous sex should be treated and corrected according to the predominant gender identity: either male or female.
But over time, the medical term has been distorted in the hands of the LGBT groups to acquire a social, cultural and political meaning that has little or nothing to do with those pathological cases – on the other hand, extremely exceptional, as the medical literature.
We summarize in ten points what science says about it.
1. People are born males and females, there is no middle term.- The first thing that the medicine (through genetics, urology, gynecology, pediatrics) states is that people are born or males or females, there is no middle ground. Why?
Because «human sexuality is a biological objective binary trait … The norm of human design is to be conceived as a man or as a woman,» says the American College of Pediatricians.
And it is binary by definition because its most basic purpose is none other than the reproduction and growth of the species. A self-evident principle.
2. There are no children born with vulva and girls with penises. The first ones are born with the masculine sexual attributes and the second with the feminine attributes. This is certified by urology, gynecology and pediatrics.
Another thing is to later operate the genitals, but it is scientifically inaccurate to say that children are born with vulva and girls with a penis.
3. Operate is not equivalent to changing sex .- It is necessary to distinguish between sex (which is a broad concept that covers the psychological and not only the hormonal) and genitality. A person can change the genitals but not the sex. Because the sexual identity is an objective fact rooted in the specific nature of the person, which affects many aspects and not only the hormonal or genital levels.
That means that there are males who operate but remain male, but without the male reproductive tract and women who are operated but still female but with male sexual attributes.
4. Some suffer from disorders of genital ambiguity, but are still male (they) and women (they) .- There are disorders of genital ambiguity or abnormalities of sex chromosomes.
This is, for example, testicular feminization, also called Morris syndrome or androgen insensitivity syndrome.
And it gives the congenital adrenal hyperplasia, a disorder that affects the adrenal glands, which produce hormones, such as cortisol, aldosterone or sex hormones.
Girls who have this disorder may be born with ambiguous genitalia. That is, your genitals may look more like a man than a woman. But they are not male.
That does not mean that in those cases, males lack testicles and penis and females of their reproductive organs. Each has its own reproductive organs of its sex, but may be smaller than normal, atrophied or hidden.
5. And also they are statistically little relevant.- These are deviations from the binary sexual norm, rare and infrequent: They can reach a case of every 99,000
These types of disorders are very rare and isolated, as can be seen in the online catalog of genetic disorders of Omin (Online Mendelian Inheritance in Man). These are deviations (medical term without derogatory connotations) of the binary sexual norm, as one born with congenital malformations. But numerically they are very exceptional. So much that they are statistically little relevant (from 1 case per 1000 to 1 of every 99,000).
Thus, among sexual chromosome anomalies, such as kinefelter syndrome 48, XXXY (infertility and atrophic testes), the incidence is 1 per 25,000 men; Or true hermaphrodistimus (ie they are chromosomally female but phenotypically male) the incidence is 1 per 20,000.
In the case of women, we have Swyer’s syndrome, a gonadal dysgenesis that fails to develop secondary female characteristics, and the incidence is one in 20,000.
And regarding the aforementioned testicular feminization, anomaly in genes involved in sexual development, the incidence comes, according to some authors, to 1 per 99,000 men.
Other anomalies are so exceptional that the very rare cases that have occurred are not enough to produce statistics such as male pseudohermaphroditism (technically hypospadia pseudo-vaginal perineoscrotal) or hypoplasia of Leydig cells.
6. Surgical interventions in cases of sexual ambiguity are not to change sex, but to confirm the dominant sex.- It is not the same to operate because someone says that he feels male in a woman’s body or vice versa (ie not because of a physical problem But psychological) than to operate to redirect an ambiguous sexuality. It is the case of those born with congenital adrenal hyperplasia (a variant of which is the androgenic insensitivity syndrome), those who suffer mosaicism, chimerism or other congenital cause of mixed sexual identity.
In these cases the surgery serves to confirm a person in the «dominant» sex and, therefore, to correct a pathological condition. In purity, that would not be to change sex but rather to confirm what was originally ambiguous.
7. Gender dysphoria is another thing: it is a psychological problem, not a physical one.- It is true that certain people say they identify with the other sex, but that is not a genetic or physical problem, but psychological.
In fact, they are still male and female, because no one is born with a gender, but with a biological sex. Gender (the consciousness and feeling of oneself as a man or woman) is a sociological and psychological concept, not an objective biological concept.
In such cases it is possible to speak of gender dysphoria. A psychological disorder reported in the Diagnostic and Statistical Manual of the American Psychiatric Association. But they have penis and they vagina. And his problem is not solved by undergoing hormonal treatment or going through the operating room.
In a statement to Actuall, Professor of Genetics, Nicolas Jouvé pointed out that such a thing «supposes a total abuse» because what the campaigns of the Gender Ideology do is to take cases pathological and also extremely rare, to justify the idea that You can choose sex at will, and to manipulate minors and parents «
8. It is a serious hormonal error to adolescents who claim to be transgender.- Such disorders of dysphoria or confusion of sexuality are transient and may remit in adulthood, so it is counterproductive hormone to puberty or adolescents dissatisfied with their gender.
The vast majority of children who confuse their gender during childhood, end up accepting their biological sex after puberty. We talk about 98% of males and 86% of females. This is underlined by the American College of Pediatricians.
It is, therefore, counterproductive to subject adolescents to sex-change surgery or the administration of sex hormones such as testosterone and estrogens of the opposite sex, because childhood gender confusion is often corrected after adolescence.
As Professor Richard B. Corradi (Professor of Psychiatry in Cleveland) pointed out in a paper published in The Federalist, it is counterproductive to hormone these adolescents or subject them to sex, just as they do not impose a reduction diet Weight to those who have an unrealistic perception of themselves, such as those who think they are obese. And in fact, anorexia is diagnosed as a psychiatric disorder and treated appropriately with psychotherapy.
And it is even more serious to subject these treatments to preadolescent children whose prelogical thinking blur the boundaries between fantasy and reality.
9. Public authorities’ support for transsexuality is tantamount to «child abuse». Dr. Michelle Cretella, president of the American College of Pediatricians, expresses the point. These are his words: «when academic, medical and other public institutions promote the taking of toxic hormones and the surgical removal of healthy parts of the body as part of health care for children, they become involved in institutionalized child abuse.»
The American College of Pediatricians published a statement in March 2016 that discredits gender ideology and gathers scientific and medical data that show that transgendering children «harms children.»
10. Encouraging sex change can lead children to a destination with serious health risks.- It is important for parents to know that suicide rates are twenty times higher among adults using hormones of the opposite sex and / or Undergo sex-change surgery.
So encouraging the change of sex in children is tantamount to bringing them to a future with serious risks to their health. This is warned by the American College of Pediatricians: many children will choose a life «full of carcinogenic hormones and toxic chemicals that are not recommended for health»; And many of them «will choose the unnecessary surgical mutilation of perfectly healthy parts of their body in their youth»
Información Bitacoras.com
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Bitacoras.com said this on marzo 7, 2017 a 0:08 |
Todo empezó cuando se prohibió entender a la homosexualidad como lo que es, una patología psíquica, y pasó a convertirse en algo «normal», un «derecho», y después incluso en un privilegio (esto último, no solo en el sentido de la sobreprotección legal, sino en el nuevo mito de que los homos son «superiores» intelectual y/o éticamente a los héteros). Si te fijas, es un proceso de perversión conceptual (en el sentido de «deformar» conceptos) que lleva produciéndose por lo menos desde los ’80; solo que entonces no habríamos imaginado que conduciría hasta los mega-despropósitos actuales.
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Mas o menos que con el puto Islam, en los 80’s incluso en los 90’s no solo se podia criticar abiertamente y hacer hasta mofas, si no que si se pillaba a uno de ellos haciendo de las suyas, iba para el talego sin mas.
Ahora hay paises en los que incluso si cometen delitos, estás obligado a NO decir que es musulmán.
Esto tiene que estallar, no queda otra, o estalla o nos convertimos directamente en esclavos de los putos estados que haran y desharán a su antojo.
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Sí, con el islam empieza a pasar lo mismo, y eso que es peor, ya que los tíos cometen atentados y violaciones.
Lo especialmente notorio es que de las violaciones casi ni se habla. Si escuchas por caso a un liberal, tipo Villanueva (y no solo él), hablar del tema «refugiados», «inmigración», etc. Él va con el mismo rollo que los de la izquierda en este aspecto: que fronteras abiertas y libre circulación, que no todos los inmigrantes son terroristas, que la ultraderecha identitaria y tal. El tema de la inseguridad creciente en las calles, y del aumento de las violaciones «no existe». Claro: las feminazis no lo mencionan porque atenta contra su agenda paleomarxista. Y los varones liberales lo olvidan… evidentemente porque no tienen vulva.
Lo siento, pero es que al final una ya no sabe qué pensar.
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